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El Periodico

El pasado 9 de Octubre, Dynatech organizó una cena homenaje en el Hotel Boston de Zaragoza a los montañeros Adrián Uclés y Raúl Martínez que pusieron la bandera de Dynatech en la cima de la montaña más fría del mundo y la más alta de Norteamérica: el McKinley-Denali (6200m. Alaska).

Además de nuestros expedicionarios y del personal de Dynatech, también se encontraban presentes Fran Lorente, narrador de todas las crónicas diarias transmitidas vía satélite por la expedición, y Carlos Pauner, montañero profesional y amigo.

Finalizada la cena se realizó un breve acto de entrega de trofeos conmemorativos del evento para pasar seguidamente a la proyección de un video de la citada expedición.

Concluida la proyección, todos los asistentes pudieron escuchar los detalles de esta aventura relatados por los verdaderos protagonistas de la misma. Asimismo se realizaron multitud de preguntas sobre el mundo de la escalada que fueron cumplidamente satisfechas por nuestros expedicionarios así como por Carlos Pauner, famoso “ochomilista”, prestigioso invitado que realizó una auténtica clase magistral sobre el mundo de la montaña, sus dificultades y el límite del ser humano en ese entorno hostil.

La noticia fue cubierta por la prensa local. Se adjunta el artículo relacionado.

Foto con Carlos Pauner, Adrian Uclés, Raúl Martínez y Fran Lorente

Foto con Carlos Pauner (izquierda arriba), Adrian Uclés, Raúl Martínez y Fran Lorente (derecha arriba)

El descenso llegó a su fin

Author: Raul Mtz
21 junio, 2009

Dibu 

“Hola a todos. El jueves 18 amanecía con mal tiempo en campo IV. Dudábamos si bajar, pues nevaba mucho y la visibilidad era mala. La previsión  no era de mejora y tampoco nos apetecía estar más tiempo en el glaciar en esas condiciones. Hablamos con el equipo austriaco y decidimos formar una cordada fuerte de cinco y emprender el descenso. De esta forma, aumentábamos la seguridad. Sin dilación, empaquetamos todo, lo cargamos en dos pulcas y en las mochilas y emprendimos el descenso. La primera etapa hasta el campo III fue muy dura. Prácticamente íbamos abriendo huella, el temporal de nieve incomodaba mucho y el terreno de medias laderas y fuertes pendientes dificultaba la marcha con los trineos. Después de más de dos horas llegábamos al campo III. Allí, nos esperaba un depósito con más carga, nuestros esquís, comida y el tercer trineo. Debido a las fuertes nevadas nos llevo un buen rato y un buen esfuerzo el palear para desenterrar todo. Los austriacos hicieron lo propio con su depósito y ya con cinco trineos, reemprendimos la marcha. El terreno a partir de aquí es menos abrupto, pero la carga mas pesada, y además conforme descendíamos en el glaciar el riesgo de caer en una grieta era mayor, por lo que había que aumentar la precaución. El accidente del día anterior de la expedición malagueña nos recordaba que no podíamos relajarnos.

Tras largas horas de caminar llegábamos al campo I. El tiempo había mejorado, a estas alturas ya no nevaba, pero el sol ya se escondía detrás de las montañas, y aunque aquí en Alaska en estos meses no desaparece del todo, las temperaturas descienden de forma brusca cuando cae la “noche”. Eran las 21.00 y con mucho frió cocinamos un poco para reponer fuerzas y derretimos nieve para beber. Aquí también teníamos depósitos de comida y basura que tuvimos que desenterrar. Al partir por la mañana no habíamos decidido exactamente hasta donde llegaríamos. Llevábamos ya más de ocho horas caminando y estábamos cansados. Nos quedaban todavía unos once kilómetros de los cuales siete eran de suave descenso y los cuatro últimos de ascenso hasta el campo base. Una opción era dormir aquí y salir al día siguiente, pero al final optamos por seguir. El glaciar desde que nosotros entramos en el parque había perdido mucha calidad. Las elevadas temperaturas de los primeros días, junto con las  nieves caídas los últimos, lo habían convertido en un laberinto de grietas a sortear. Las bajas temperaturas de la noche compactan la nieve, por lo que la navegación a estas horas es más segura. Así que a las once nos poníamos de nuevo en marcha y apretando los dientes comenzábamos nuestra última etapa en esta montaña. Esta fue especialmente dura, la calidad de la nieve era verdaderamente mala, costaba mucho evolucionar con los pulcas y la carga y las horas de marcha se empezaban a sentir en las piernas y las espaldas. El ruido de avalanchas nos acompañó durante esta última fase, irrumpiendo con violencia en el silencio de la noche glaciar. Con algunos sustos que no llegaron a mayores de meter algún pie en una grieta llegábamos a la base de lo que llaman “Heartbreak Hill”, “la cuesta rompecorazones”. Verdaderamente, el nombre es merecido pues después de todo, cuando ves lo alto que queda el campo base (300 metros de desnivel) y los largos que se van a hacer esos cuatro kilómetros, no solo se te rompe el corazón sino hasta el alma. Pero así es esto de las expediciones, una prueba de resistencia y de fortaleza, en la que hay que darlo todo hasta el final. Dicen que la cima no se consuma hasta que llegas al campo base, en este, caso el propio campo base, más que nunca, es una cima en si.

Finalmente después de más de doce horas de esfuerzo plantábamos nuestra tienda y a las dos de la madrugada del viernes nos disponíamos a descansar unas horas con la esperanza de poder volar al día siguiente. No fue una noche agradable, pues el sudor se nos enfriaba dentro de los sacos que acababan encharcados, pero ya daba todo igual, estábamos tan cerca de esa ansiada ducha caliente y la ropa limpia.

Una silla de lona y una chaqueta dejadas fuera por los Rangers nos hacían confiar en que estos esperaran buen tiempo y que definitivamente las avionetas pudieran volar. No es extraño en esta montaña tener que esperar durante varios días en el campo base por las inclemencias climatologicas.

Casi cuando parecía que estábamos conciliando el sueño, nos despertó una voz femenina, Lisa, la Ranger encargada del campo base, nos preguntaba desde fuera de la tienda si queríamos volar, nuestra compañía tenia una avioneta  que aterrizaría en media hora. La alegría hizo que los mullidos cuerpos sacaran esa reserva y en un momento estaba todo de nuevo en las mochilas y encima de los pulcas, si, de nuevo todo a la espalda y en los trineos, porque en esta montaña interminable aun teníamos que subir una cuesta. Debido a la calidad de la nieve, cada vez peor, las avionetas necesitan mas recorrido para poder despegar. Así que de nuevo, mas de media hora de tirar de una carga mas pesada que nunca, pues habíamos desenterrado el deposito de comida dejado en el campo base en caso de estar aquí varios días. Finalmente, sobre las diez de la mañana, cargábamos todo a bordo, y sin problemas, Paúl, un experto y veterano piloto, despegaba y nos deleitamos con la maravillosa vista aérea de este imponente glaciar. Mientras sobrevolábamos Denali, las imágenes de esas nieves y de esas montañas, se mezclaban con la de los momentos vividos, días de esfuerzo y convivencia que quedaran para siempre en nuestra memoria.

El monte McKinley, Denali para los locales, ha supuesto un reto mayor de lo que esperábamos. El hecho de tener que acarrear todo hasta arriba por uno mismo, mas el desnivel de mas de 4000 metros a superar, le otorga una dureza extraordinaria. La climatología, que en esta montaña es uno de los factores determinantes, nos ha sido favorable, pero también, nos ha llevado a apostar por un ataque rápido, pues las previsiones eran poco esperanzadoras para los siguientes días, tal y como se confirmo. Esto nos llevo a un ataque rápido a cumbre, sin demasiada aclimatación, estrategia arriesgada y que se dejo sentir en uno de los integrantes, pero el tiempo mandaba.

Aterrizamos en Talkeetna y al llegar al hotel, tuvimos varios momentos de alegría. El primero fue coincidir con la expedición malagueña y confirmar que el accidente en la grieta no había supuesto más que un buen susto y unas costillas rotas en uno de los integrantes. La ansiada ducha fue el segundo momento de gozo y felicidad, después de doce días de sudores y pocos cambios de ropa, creer que hace falta.

Pero la mayor alegría de todas fue el momento de mirar el ordenador y leer las crónicas de nuestra aventura en la Web de Dynatech. Los mensajes de todos, familiares y amigos nos emocionaron, y los tres, leíamos casi con lagrimas en los ojos, lo que con sabia pluma Fran os había redactado y vuestros mensajes de apoyo. Aunque la tecnología no llega tan alta, seguro que de alguna forma ese empuje nos llego allí arriba y nos dio fuerzas en los momentos difíciles.

Desde aquí, queremos agradecer a todos los que han hecho posible esta aventura: Dynatech, como principal patrocinador, Autoescuela San Mateo de Monzón, al Patronato de Deportes de Monzón y a la Comarca del Cinca Medio.

Mandar también un especial agradecimiento a Francisco Lorente, “Fran” que de una forma tan extraordinaria os ha relatado nuestras vivencias. Al leerlo, nos parecía que hubiese estado aquí con nosotros. Gracias Fran, y gracias a todos por vuestros mensajes de apoyo. Como contaba Fran en una de sus crónicas: una expedición exitosa: vuelven todos, vuelven sanos y vuelven mas amigos. En este caso, nosotros añadimos un cuarto momento de éxito y celebración, la alegría verdadera de la expedición ha sido leeros y sentiros.

Desde Talkeetna, Alaska, un abrazo muy fuerte para todos de los Raules y Adrián”

Incertidumbre hasta el final. Las predicciones meteorológicas no son buenas. Además los pronósticos han dejado de ser fiables. Las copiosas nevadas de los últimos días están haciendo más difícil esta aventura. Los Raules y Adrián no han terminado la tarea en esta montaña. Tienen que bajar, y lo van a tener que hacer en unas circunstancias muy delicadas.

Las nevadas han borrado la huella, de buen seguro la nieve también habrá tapado el depósito de material que dejaron en el CIII, (pulcas, esquís, basura y algo de comida). Raúl indicaba que van a bajar encordados, se van a unir a dos austriacos para configurar una cordada fuerte, un grupo sólido de cinco personas que puedan trabajar en equipo y asegurar al máximo el descenso. Cuando lleguen al CIII, tienen la ardua tarea de palear y sacar a la luz sus enseres. Desde este punto tendrán que analizar de nuevo el descenso hasta el CII o CI. Los austriacos no van con esquís lo que retrasaría a los nuestros. Pero si las condiciones no son favorables, tendrán que analizar la situación y decidir.

Las noticias no son alentadoras, ayer un grupo de alpinistas cayo en una grieta tapada por la nieve, afortunadamente solo hay que lamentarse de una persona con varias costillas rotas y otros con lesiones a valorar por los médicos.

Las grietas que había que sortear en el ascenso, estaban descubiertas y eran evidentes, ahora estas grietas se han convertido en trampas letales. Los alpinistas saben que están, pero desconocen donde exactamente, quizás algunas se adivinen pero otras no. Además este recorrido hay que realizarlo en medio de una tormenta de nieve, abriendo huella, hundiéndose hasta quien sabe donde. Esta montaña no les esta poniendo fácil el trabajo, pero la recompensa, la verdadera cumbre, esta en Talkeetna y hasta entonces no pueden relajarse.

El Denali les esta poniendo a prueba hasta el final y día a día la están superando.

Sus intenciones son bajar y bajar y si pueden seguir bajando, sin un destino claro, (CIII, CII, CI) cuando decidan parar a dormir, comunicarán su situación, sus penas y sus planes.

Están animados, pero con cautela. 

 Campo IV Medical Camp Medical Camp (4.328 m)

   A las 16:35 h (Alaska), Adrián Uclés y Raúl Martínez han llegado al CIV donde se han encontrado con Raúl Ruiz. Los tres están en prefectas condiciones. Ahora les queda el descenso, pero antes de bajar tienen que organizar las cargas y descansar.

17 junio, 2009

 

 

raul-martinez-en-la-cumbre-del-denali-6194

Raúl Martínez en la cumbre del Denali (6194)

 

“Cumbre hemos llegado a la cumbre, estamos extenuados pero hemos llegado hasta el punto más alto, más arriba ya no había nada………Gracias a todos por el apoyo, lo hemos notado, hemos sentido el empujón de los que nos queréis y animáis……Gracias a Dynatech-elevation como principal patrocinador, gracias también a las instituciones motisonienses a la Comarca del Cinca Medio y al Ayuntamiento de Monzón…Un saludo también a la Federación Aragonesa de Montañismo….”

 

Palabras jadeantes y llenas de emoción, articuladas por un Raúl Martínez machacado, roto por el tremendo esfuerzo que habían realizado Adrián Uclés y él, para culminar en los 6194 m del Denali.

Para llegar a este punto, el camino no ha sido fácil, entrenamientos, búsqueda de patrocinadores que crean en el proyecto, en un momento tan critico como el actual, cargos, compras… Vuelo hasta Anchorage traslado en autobús a Talkeetna, otro vuelo destino Kahiltna (2.225 m), acarreo de 50 Kg con pulcas hasta Ski Hill (2.408 m), más tiro de pulcas hacia Kahiltna Pass (3.048 m) luego, Motorcycle Hill (3.353 m) más arriba Basin Camp o Medical Camp (4.328 m), porteos al Ridge Camp (4.938 m). Y por fin… los días cruciales.

Los Raules y Adrián, salieron con decisión hacia el CV, convencidos que era uno de los mejores momentos, el tiempo apuntaba para mediados de esta semana y ellos tenían que estar allí, preparados, para sacar pecho y entregarse en cuerpo y alma. Pero…el equipo comenzó a resentirse, mucho desgaste acumulado. Cuando llegaron a la arista, Raúl Ruiz, decidió abandonar, estaba muy cansado, no podía más, era consciente de que todavía quedaba el descenso y su situación no era propicia para continuar. Raúl R, llego a ese punto de inflexión donde tenía que decidir si hacia arriba o para abajo. Pensó que si tiraba para arriba podría convertirse en una carga para el equipo. Y ese pensamiento fue decisivo y bajo sin dilación hasta el CIV. La historia del alpinismo esta llena de gestos de este tipo. Hombres que sin egocentrismos y sin laureles, deciden regresar. Sabía decisión, decisión que loa al hombre que la toma. Su trabajo ha sido fundamental en esta aventura.

Adrián Uclés y Raúl Martínez, tras un guiño de comprensión, dejaron atrás a su compañero, con la intención de hacer valer su esfuerzo, y llegar un poco más arriba. Dormitaron en el CV y comenzaron su vereda hacia la cumbre, sus pasos torpes y lentos pero pasos que remontan, pasos firmes, rasgando la gélida mañana. Uno tras otro, caminando lentamente, sin hablar, el silencio interrumpido por el destrozo del hielo por los crampones. Y tras ocho horas de penar, a las 18:30 h, llegaron al punto más alto de Norteamérica, la codiciada cumbre del Denali. Se fundieron en un abrazo, les embargo la emoción y sus caras se iluminaron con una sonrisa desigual, gran parte de sus pensamientos se centraron en el CIV, junto a Raúl Ruiz, él también estaba allí. Comenzaron el descenso hasta el CV, que completaron en tres horas. En este lugar aciago, se han puesto en comunicación para compartir con nosotros su alegría, su hazaña.

Ahora queda el destrepe por las cuerdas fijas y al final de las cuerdas Raúl en el CIV. Otro momento único, momento en el que disfrutarán de la autentica cima, el retorno.

Un montañero muy conocido, decía, -una expedición triplemente exitosa; vuelven todos, vuelven sanos y vuelven siendo más amigos……..

 

Tan pronto lleguen al CIV lo comunicarán.

Hora España:  14:12

Hora Alaska:     3:12

 

  En  estos momentos no tenemos noticias de nuestros alpinistas. Ahora, estarán en algún campo de altura durmiendo, o caminando hacia la cumbre. Esperemos que a lo largo del día se pongan en contacto para dar noticias. 
   Tan pronto conozcamos novedades, informaremos.
16 junio, 2009

Prevemos estar cerca del desenlace final, quizás unas horas, quizás un día, puede separarnos de conocer la suerte de nuestros alpinistas.

Han subido camino al CV, han vuelto a superar las cuerdas fijas. Se encararan a la West Buttress, la arista que da nombra a la ruta. Esta arista es muy expuesta aunque durante toda la ruta existen anclajes y cuerdas fijas que aseguran la progresión. La mayor dificultad la encontraran en el viento que suele golpear fuerte haciendo de la ascensión por la arista un instante delicado.

El día no es demasiado favorable, pero para intentar llegar la cima hay que salir ahora, sin dilación. Las predicciones apuntan para el martes o el miércoles como un día estable.

Sus cuerpos están baqueteados, Adrián lleva una doble lucha, el desafió de las laderas del Denali y su dolor lumbar. No esta fino, pero quiere echar el resto, quiere pelear hasta el límite. Los Raules están cansados pero en mejores condiciones que Adrián. El reparto de las cargas ha sido proporcional a la fortaleza actual de cada cual. Esto ayudará a que los tres lleguen hasta el punto más alto.

Están peleando con uñas y dientes, sus voces cada vez más débiles, nos transmiten tranquilidad. Las comunicaciones no son buenas, se entrecortan los mensajes, los diálogos son lentos, las reflexiones largos silencios.

Nos esperan momentos de incertidumbre, difusos momentos. Ellos saben que desde aquí estamos pendientes de sus movimientos que les estamos empujando, y esto les reconforta, les anima.

Deseamos que las comunicaciones se establezcan normalmente, pero ahora hay que racionar la batería del satelital, hay que comunicar un instante y aprovecharlo al máximo, además, la orografía de esta montaña crea sombras que dificultan la transmisión, así que, seguiremos informando tan pronto tengamos noticias.

Gracias por vuestro apoyo.

15 junio, 2009

 

Hoy es un día de descanso relativo, en altura no se descansa totalmente. Un día de inactividad esta mejor dicho. Reposamos nuestros cuerpos maltrechos sobre un confortable saco de plumas que nos aísla del suelo. Estamos metidos los tres en una diminuta tienda, en la que para movernos tenemos que pedir permiso al de al lado. Fuera, nieva y hace un poco de viento racheado que mueve nuestro frágil hogar. El silencio domina la situación, hemos hablado de todo, todo nos lo hemos contado. La baraja húmeda, ha realizado  su cometido durante un instante. El tiempo pasa despacio. Dormimos, hacemos agua, salimos unos minutos a estirar las piernas, y así varias veces. Esperando la hora de comer… y luego… la de cenar. Abrimos la cremallera de nuestra guarida y nos asomamos para volver a mirar la ruta. Estamos tranquilos, sabemos que tenemos la tarea hecha. Ahora solo queda el examen final, repasamos mentalmente, en silencio la ruta de ascenso. Nuestro pensamiento se centra en la arista. Tenemos que ser cautos, caminar despacio y de manera firme, esperamos que el viento no aparezca, que el día sea frió y sereno, que avancemos con sufrimiento, pero avanzar, que alcancemos la cima en un instante de claridad, en un momento en el que podamos ver el infinito que podamos fundirnos en un abrazo los tres, que nuestras caras esbocen una sonrisa de oreja a oreja, que podamos comunicarnos a través del  teléfono satelital para compartir con nuestras familias y amigos nuestra alegría. Que podamos agradecer a todos los que nos han ayudado en especial a Dynatech-elevation, su apoyo…

Vaya, otra vez.., me he vuelto a dormir!! He soñado por un instante que caminaba por la arista……..

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Raúl Martínez

 

14 junio, 2009

 

 El mal tiempo, es la nota discordante de hoy. Han llegado hasta 5100 m y una nevada inesperada les ha bloqueado el paso. Además a Adrián le ha aparecido un dolor en la zona lumbar, probablemente derivado del esfuerzo de tiro del pulca en los días anteriores. Adrián le restaba importancia – ‘seguramente un día de descanso, será la mejor de las curas’.

Antes de bajar han dejado un deposito, durante el descenso, la constante ha sido la nieve y poca visibilidad, guiados por las cuerdas fijas, han ido destrepando hasta llegar al calor del CIV. Es curioso, el calor del CIV……. El CIV a 4328 m rodeado de nieve, a cuatro días de la civilización, lo hacemos nuestro hogar. Un lugar donde nos sentimos protegidos. Un lugar donde después del esfuerzo, descansas, te relajas, reflexionas y te repones.

Pero en medio de las miserias y de las penurias, siempre hay algo positivo, algo que sube la moral. Se han encontrado con un viejo amigo, el ecuatoriano Iván Vallejo que bajaba de la cumbre. Ivancito para los amigos, es un catedrático en matemáticas convertido en alpinista. Coincidimos con él en el Nanga Parbat en Pakistán, estaba trabajando para el programa de TVE ‘Al filo de lo imposible’. En esta montaña sufrimos muchísimo, pero también lo pasamos ‘chévere’, establecimos una buena relación, el año pasado nos visito y pasamos unos días en Zaragoza. Ivancito los saludo sin reconocerlos, pero una voz familiar despertó del letargo que proporciona la altura a Raúl. Al reconocerse se fundieron en un abrazo. De buen seguro, Raúl e Iván continuaron su dispar camino con una sonrisa que por un instante, les evadió de las laderas del Denali.

Las predicciones no son buenas y sus planes son descansar. En el entretanto, esperaran a que la nieve se asiente en la montaña y que Adrián se reponga del dolor de espalda.

 

 

 

 

 

 

13 junio, 2009

 

Las comunicaciones desde este lugar no son buenas, hay sombras que no permiten que la cobertura sea favorable.

La intención de los alpinistas es ganar aclimatación mediante porteos, su deseo pasa por llegar al CV Ridge Camp (4.938 m). Durante el trayecto a este campamento ascenderán pendientes de 45-60º, y comenzarán los 250 m de cuerdas fijas que anteceden al collado.

Son conscientes de que la progresión no será la misma de estos días. Raúl Martínez indicaba que la arista estaba peligrosa por el viento y que a la mínima dejarían un depósito y bajaran, de cualquier modo intentarían llegar lo más cerca del corredor y de esta manera en el próximo ataque se enfrentarían a las cuerdas fijas de manera más ligera.

Se les nota cansados son varios días de esfuerzo acumulado y de vivir en circunstancias nefastas. La inapetencia alimenticia en altura es un factor contra el que hay que luchar. Otro trabajo titánico es hacer agua, la tienen que sacar derritiendo nieve, es recomendable beber 4 litros por persona. Dormir sobre una superficie nevada, supone, por muy buen material que tengas pasar un porcentaje de la noche dormitando que no es lo mismo que durmiendo. Es un desgaste físico y psíquico paulatino, un obstáculo más al que deben enfrentarse y hay que superar.

Las predicciones del tiempo no son claras, parece que el martes por la noche hay una ligera mejoría, pero este dato lo tienen que contrastar con los partes de los Rangers.

Cuando Raúl informaba de sus estados de ánimo, las comunicaciones se entrecortaban, hasta llegar a cortarse por completo. Esperemos que mañana las comunicaciones sean más claras.